El amor es el mejor incentivo para aprender



Muchos años después, Juanito, que ya sabemos que era un estúpido para los idionas, se enamoró, perdidamente, de una chica que podría ser perfecta si no tuviera un terrible defecto: Ella era francesa y los y las francesas, como se sabe, hablan francés. 



Entonces Juanito, que ya estaba muy enamorado, aunque sabía que fracasaría, porque él era un estúpido para los idiomas, trató de aprender un poco. Sí, sí; lo que hace uno por amor.
En muy pocas semanas, Juanito, que ya no era Juanito sino todo un Don Juan, llegó con la chica de sus sueños y le dijo: Bonjour, mademoiselle: Je suis tellement amoureux de toi”.
Y ella sonrió complacida. 


La historia de amor que sigue no es asunto de este blog (y estamos en horario familiar) 😊.  

                


Así, Juanito aprendió las siguientes cosas:

1)      No era un estúpido para los idiomas (ni estúpido en general).

2)      La maestra no era muy inteligente (o al menos no para buscar opciones de aprendizaje).

3)      Inglés no son “todos” los idiomas (se hablan alrededor de 7000 idiomas en el mundo).

4)      Para aprender algo, se necesita el incentivo correcto (Bien Sûre!)


Hoy, Juanito por fin lee en inglés; comienza a entender cuando alguien lo habla; y, hace algunos meses, ya se atreve a decir sus primeras frases, todavía con algo de pudor. ¿Quieren saber cómo ha aprendido al fin?





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