3 pasos para dejar de procrastinar
Cada que sabemos que tenemos que hacer algo, la sola idea ya nos resulta muy pesada. Eso provoca que solo pensarlo cause que le demos miles de vueltas y tengamos montones de pretextos para postergarlo. Y más si sabemos que tenemos suficiente tiempo disponible.
No importa cuánto tiempo tengamos para hacer algo, empezamos cuando ya estamos al límite. Y es que tener tiempo de sobra nos hace pensar que entre más tiempo tenemos más pesado es lo que tenemos que hacer. Y eso solo aumenta la tortura.
Para colmo, no solo no lo hacemos, sino que no dejamos de pensar en ello. Así que cada día nos la pasamos pensando en que ya perdimos un día, y luego otro, y otro, y otro más y nos llenamos de culpa por lo que tenemos que hacer pero no hacemos.
Entonces, al estrés se suma la culpa y a la culpa la desesperación.
¿Cuántas veces no te ha quedado otro remedio que hacer un trabajo una noche antes mientras la desesperación y la culpa te hacen sentir ganas de llorar y te prometes que la próxima vez sí harás todo con tiempo? ¿Y cuántas veces has vuelto a romper esa promesa?
Aquí van 3 sencillos pasos para tratar de reducirte la tortura:
1) Empezar. Lo más difícil es empezar. Eso ocurre porque creemos que lo que tenemos que hacer es muy grande, muy difícil, muy pesado. Pero cada tarea es, en realidad, una suma de pequeñas tareas.
2) Divide y vencerás. Lo más fácil es dividir ese "graaaaan trabajo" en pequeños fragmentos que se pueden hacer con mucha mayor facilidad. Si divides cada cosa que tienes que hacer en pasos o tareas de acuerdo a los días que tienes disponibles, resultará que esa tarea imposible parecerá bastante más simple de lo que parecía.
3) Haz un poco cada día. Ya sabemos que lo que más te importa en la vida es hablar con tu crush o terminar de ver tu serie favorita, pero si haces solo pedacitos de lo que tienes que hacer a lo largo del
día, tendrás tiempo de sobra para seguir haciendo lo que más te gusta sin dejar de lado tus responsabilidades.
Al final, de lo que se trata es hacer lo que hay que hacer sin que eso nos provoque estrés innecesario.
Los grandes proyectos y los grandes sueños, solo son una suma de tareas cotidianas.
Lo difícil es acostumbrarse, pero hay que seguir intentando.
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